Si estás buscando un destino que lo tenga TODO: cultura, historia, sabores nuevos, aventuras y fotos increíbles, este blog es para ti. Y si te animas, al final te dejo el dato para que te unas al próximo grupo y vivas lo mismo que yo.
Primera parada: ¡Estambul, la joya entre dos continentes!
Apenas llegamos, el caos hermoso de Estambul nos envolvió: la Mezquita de Santa Sofía, imponente, llena de historia entre el cristianismo y el islam. Muy cerca está el Hipódromo Romano, donde uno puede imaginarse las carreras de caballos y la vida del antiguo imperio.
Y claro, no podía faltar el famoso Gran Bazar, ese lugar donde puedes perderte por horas entre lámparas, tés, especias, alfombras, imitaciones y muchas risas. ¡Regatea con una sonrisa, funciona mejor!
Un día lo dedicamos a un lugar que no todos visitan: el estadio del Galatasaray, ideal si eres amante del fútbol o simplemente te gusta conocer la pasión local.
También hicimos un paseo por el Bósforo, ese canal que separa Europa de Asia y que te regala vistas que parecen sacadas de una película.
Y para cerrar Estambul con broche de oro, fuimos al barrio de Balat, lleno de casas de colores, calles tranquilas y ese aire típico turco que tanto enamora.
Ankara y el gran Atatürk
De allí partimos hacia Ankara, la capital. Allí visitamos el impresionante mausoleo de Atatürk, el padre de la Turquía moderna. Si te gusta la historia, este lugar te va a impactar.
Paramos en el impresionante Lago Salado (Tuz Gölü), donde caminamos sobre la superficie blanca y lisa del lago seco. ¡Otro nivel!
Cappadocia: ¡donde los sueños vuelan!
Llegar a Cappadocia fue como entrar a otro planeta: formaciones rocosas conocidas como chimeneas de hadas, paisajes lunares, y ese ambiente mágico que se siente en el aire.
Y sí, volamos en globo aerostático.
¡Una de las mejores experiencias de mi vida!
Ver el amanecer desde el cielo, con decenas de globos flotando alrededor y el silencio del aire… es algo que no se puede explicar, solo vivir. Te prometo que es seguro, mágico y completamente inolvidable.
En Cappadocia también asistimos a una fiesta tradicional turca, llena de música, bailes típicos, trajes coloridos y muchísima buena energía.
Pamukkale: la ciudad de algodón
¿Sabías que en Turquía hay una especie de cascadas blancas naturales que parecen hechas de algodón?
Eso es Pamukkale, un sitio único donde te puedes bañar en sus terrazas de agua termal y sentir que estás en un spa natural.
Éfeso, un paseo por el pasado
En Éfeso recorrimos una de las ciudades mejor conservadas del mundo antiguo: calles de mármol, teatros, columnas, y templos impresionantes.
Visitamos también el Templo de Artemisa (una de las 7 maravillas del mundo antiguo) y la Casa de la Virgen María, un lugar muy especial lleno de espiritualidad.
Troya, mitología viva
Sí, la Troya de la Ilíada existe, y allí está el caballo de madera (donado por la película) y un entorno cargado de historia.
Desde ahí, nos asomamos al mar Egeo, con un atardecer dorado que nunca voy a olvidar.
Bursa, la ciudad verde
Nuestra última parada antes de regresar fue Bursa, un sitio lleno de parques, mercados locales y mucha tradición otomana.
¡Y claro! Fue el lugar perfecto para comprar souvenirs antes de volver a Estambul atravesando nuevamente el hermoso Bósforo.
¿Te imaginas viviendo esta experiencia?
Si sueñas con conocer Turquía, pero te asusta organizarlo sola o solo, tengo buenas noticias:
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Te incluyo:
• Vuelos internacionales
• Hoteles bien ubicados con desayuno
• Transportes terrestres
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• Y lo más importante… ¡viajamos en grupo para que nunca te sientas sol@ o perdid@!
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Viajar a Turquía fue una de esas experiencias que me cambió, me llenó el alma y me hizo entender por qué dicen que viajar es vivir.
¿Te animas a vivirlo tú también?
Nos vemos en el próximo destino
Con cariño,
Johana
